martes, 4 de febrero de 2014

Atrapando Las Ideas Para El Sermón

A veces, como una estrella fugaz, las ideas para un sermón irrumpen en la escena como si vinieran de la nada, y cautivan nuestra imaginación en forma abrupta.

Los predicadores viven y trabajan en la esfera de las ideas. Los sermones que preparamos a veces tienen origen en nuestras mentes y almas en forma de pensamientos, metáforas, fragmentos de una oración o imágenes. Otras veces, las ideas para un sermón nacen sólo después de largos períodos en el salón de partos de la oración y la imaginación creativa.

¿De dónde podemos obtener ideas para sermones?

Podemos encontrarlas en cualquier lugar. Sigue una breve lista de los lugares donde de alguna manera he hallado ideas:

• La Biblia (el lugar más obvio)
• Experiencias en la vida
• Libros, revistas, diarios y periódicos
• Películas, programas de televisión
• Internet
• Discursos, sermones de otras personas (una vez desarrollé una serie de tres sermones basados en un simple enunciado de Max Lucado)
• Conversaciones

Lo fácil es encontrar lugares donde haya ideas, mientras que lo difícil es atrapar la idea antes que se escape. Pasé un tiempo haciendo una encuesta entre amigos predicadores para que me dieran sus secretos para poder retener una idea. Esto es lo que me dijeron.
Uno de mis amigos que le tiene fobia a la tecnología (decidió no aprender a usar una computadora) me informó que él atrapa ideas de la única manera que Dios hizo que él atrape ideas: con su mente. Es un tipo austero que me dijo categóricamente: “Si se me ocurre una idea y luego no puedo recordarla, es porque se supone que no tengo que recordarla”.

Otro amigo, cuyos bolsillos de la camisa tienen la tendencia de estar llenos de toda clase de lapiceras y papeles, me dijo que él atrapa ideas en lo que pueda: desde la servilleta en un restaurante hasta el dorso de un recibo. Dijo: “Lo que hago por lo general es tener conmigo un bloc de hojas en el bolsillo. Cada vez que me viene una inspiración, la anoto”.

Un amigo, que es un predicador veterano, comentó: “A mi edad no puedo confiar en mi memoria, de modo que me compré un cerebro portátil: un dictáfono. Lo llevo a todos lados. Cada vez que se ocurre una idea, tomo el grabador y comienzo a grabar mis pensamientos. Todas las mañanas le doy lo grabado a mi secretaria, y ella tipea las ideas y me las da en una hoja de papel que yo a su vez inserto en mi archivo “ideas para sermones”.

A través de los años el archivo se ha hecho bastante abultado. Muchas de las ideas se convirtieron en sermones, y otra cantidad igual nunca pasó de la fase de idea”.

Tengo otro amigo que es un fanático de la electrónica. Si hay algo nuevo y computarizado, él lo tiene o bien tiene información al respecto. Me dijo que él graba sus ideas en su Tablet o laptop. Mi amigo manifestó: “es la mejor herramienta que conozco para ayudarme a ser más eficiente en mi trabajo. Por ejemplo, cuando una idea para un sermón me llama la atención, tomo mi tablet voy al menú de memorándums, y grabo la idea. Luego puedo trasladar todas mis ideas a mi computadora normal”.

En lo que se refiere a mis propias ideas para sermones, soy híbrido. Registro mis ideas en cualquier cosa que tenga a mano en ese momento, sea mi agenda o mi computadora portátil. Las ordeno en orden alfabético según temas como por ejemplo “enojo”, “Biblia”, “consagración” y cosas por el estilo.

Al atrapar ideas para sermones estoy optimizando mi preparación y proceso de planeamiento. Cuando me siento bloqueado para preparar un sermón, fácilmente entonces puedo tener acceso a mis ideas. Mi experiencia es que estas ideas a menudo llegan a ser sermones y series de sermones. Encuentre el método más conveniente para usted. Se alegrará de haberlo hecho.

Merle Mees es pastor principal de la Iglesia B. Western
Hills en Topeka, Kansas.

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